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sábado, 5 de noviembre de 2011

Imprescriptibilidad para hacer la diferencia


Imprescriptibilidad para hacer la diferencia

Actualmente ante los diversos escándalos que saltan a la vista por corrupción, que no ha existido solo en el ya terminado gobierno aprista, sino, como también observamos existe en este gobierno de Humala, el cual predica “La honestidad para hacer la diferencia”, desde los escándalos de los congresistas hasta el último caso del Vicepresidente Chehade, que lamentablemente ha sido opacado por el caso de Ciro Castillo, por lo cual se advierte que en el Perú se conoce más sobre Rosario Ponce que sobre Andahuasi y Chehade. Surge la pregunta ¿Cómo solucionar estos problemas de corrupción?, una respuesta fácil, ha sido dada por los que nos gobiernan, aumenten las penas y vuélvanlos imprescriptibles, así y solo así, la comisión de estos delitos se reducirá. No concuerdo con esta decisión por tres argumentos básicos:

      a)      El sustento de la prescripción, figura mediante la cual se extingue la posibilidad de ser perseguido penalmente, es que nadie puede ser perseguidor POR SIEMPRE por la comisión de un delito, generalmente se da la imprescriptibilidad, en los delitos de lesa humanidad, o aquellas que atentan contra la vida de un gran número de personas.  Los delitos contra la administración pública (comúnmente llamada corrupción), atenta así contra la sociedad en general, ya que son millones de soles los que se pierden en corrupción en nuestro país, pero si los volvemos imprescriptibles a ellos, entonces diremos que en base a un juicio ponderativo, los delitos contra la administración pública “son más graves” que otro tipo de delitos, a los cuales no se les sanciona con su imprescriptibilidad.

Tengamos también en cuenta que los delitos contra la administración pública, son penados, con penas no muy leves que digamos en nuestro Código Penal, además de considerar que en el Perú, estos delitos no prescriben como lo hacen otros con el máximo de la pena, sino prescriben al doble de lo establecido por dicho máximo, esto es, verbigracia “El funcionario o servidor público que se apropia o utiliza, en cualquier forma, para sí o para otro, caudales o efectos cuya percepción, administración o custodia le estén confiados por razón de su cargo, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de ocho años”, por tanto, en el delito de peculado el delito prescribiría a los dieciséis años, lo cual a consideración del autor, es un plazo lo suficientemente razonable para poder iniciar un proceso penal y que el plazo se suspenda, no pudiendo alegar el imputado, la prescripción de la acción penal.

    b)      El problema no es la prescripción o no de los delitos, si elegimos a personas corruptas, lógicamente cometerán actos de corrupción. Entonces, se advierte que se da una ausencia de seriedad en los votantes, que al ser el voto más un DEBER que un derecho, votan por aquel que les promete un sinfín de cosas que seguramente no cumplirá, y aun consciente de ello, votan por esa persona. Todo esto se solucionaría si el voto se establece como un derecho, pero facultativo “si quiero voto, y si quiero no”, sin necesidad de que ello sea sancionado con una multa, pero conocedores también que a muchas personas les da “tedio” revisar la hoja de vida de los postulantes, el Perú debería adoptarse por eliminar el voto preferencial, adoptando un sistema de voto por distrito uninominal, lo cual eliminaría los costos de transacción al investigar a los candidatos, y facilitaría el lazo de identificación con nuestras futuras autoridades.
  
     c)     Considero que antes que perseguir por siempre a un corrupto, necesitamos básicamente dos cosas: a) Mejores prácticas de denuncia de los ciudadanos contra las autoridades corruptas, evitando así lógicamente que estas vuelvan ser elegidas y a la vez que la ciudadanía participe en la lucha contra la corrupción, lucha que no es de nadie en particular, sino de todos en general; y b) Un mejor sistema penal, más eficiente, ya que como evidenciado por ejemplo en la Audiencia Pública realizada el día de ayer en mi ciudad (Tacna) con presencia del Fiscal de la Nación, el actual Nuevo Código Procesal Penal es deficiente, tanto en la norma como en la práctica ( más en esta última). Entonces lo que necesitamos son mejores fiscales,  especializados en los delitos de corrupción y a su vez un mejor sistema judicial, con trámites menos engorrosos y con una predictibilidad en los fallos. El aumento de la pena en un delito no contribuye en mucho, si los que lo han cometido son sentenciados con penas leves, necesitamos que se evidencie que si alguien comete este delito será sancionado drásticamente, solo así la pena cumplirá así su fin ejemplificador y represivo.

Este fue un análisis somero, no pretendo en menos de setecientas palabras explicar el origen de la corrupción, solo quería evidenciar, que una ley que vuelva imprescriptibles este tipo de delitos solo es promulgada con un ánimo demagógico, ya que la solución no es una ley o por lo menos considero que en este caso, una sola ley no contribuye eficazmente a la solución de tan grave problema, ya que “no todo es cuestión de leyes, contrario a esto, más aún todo es cuestión de hombres".